jueves, 4 de abril de 2019

La seguridad pública desde un enfoque reactivo y punitivo a un enfoque multidisciplinario


Introducción

En un continente marcado principalmente por el aumento de la violencia y la criminalidad, las policías adquieren un papel cada vez con mayor importancia en la gobernabilidad de los países del mundo, y principalmente en América Latina, región en la cual se ubica a México.

En nuestro país, las instituciones encargadas de la seguridad pública funcionaron durante mucho tiempo a partir de “UN MODELO TRADICIONAL DE ACTUACIÓN POLICIAL, FUNDAMENTADO EN ESQUEMAS REACTIVOS” que como lo hemos visto, no llegaron a cumplir con las expectativas demandadas por la ciudadanía de contar con una sociedad segura.

La policía en México, fue creada como una institución para actuar básicamente como soporte del rasgo autoritario de un régimen de gobierno centralizador, cuyas acciones de seguridad pública reaccionaban, ante cualquier eventual crisis social, y paso a ser un aparato represor del estado.

Después de la Reforma Policial en América Latina (1990), las policías adquirieron un papel central en la gobernabilidad municipal, estatal y nacional, así de esta manera, fue posible el retorno de la democracia, propiciando una mayor dependencia gubernamental hacia las policías, principal institución encargada del orden y la estabilidad pública, la cual requiere de manera inmediata, un cambio institucional de las corporaciones policiales para que se logre un mayor nivel de profesionalización y eficacia en sus funciones.

Hoy en día, nuestro país enfrenta un verdadero reto del cual todos tenemos conocimiento, y el Estado de Veracruz de Ignacio de la Llave, está inmerso dentro de este fenómeno social, que día a día, aqueja a todos los ciudadanos sin importar su nivel social y económico.

Por su parte, Arellano Trejo menciona, que para combatir la inseguridad pública, es pertinente que el Estado Mexicano, debe romper con los poderes fácticos en los cuales se han posicionado las organizaciones delictivas, y algunas corporaciones policiacas.

Por lo tanto, se debe crear y fortalecer mecanismos que permitan vincular la asignación de presupuesto a la obtención de resultados. Por otra parte, es importante establecer instrumentos que permitan profesionalizar y transparentar la acción de los cuerpos policiacos; y entre otros aspectos, establecer sistemas que nos permitan planear, ejecutar y evaluar las estrategias y acciones en contra de la delincuencia en los distintos niveles y ámbitos de gobierno.

Para Tapia Pérez, quién define la seguridad pública como un factor de atención que ha establecido procesos de política pública, que van desde la implementación de acciones policiales de “cero tolerancia” hasta el uso de cuerpos de seguridad de personal castrense, con los resultados que muchos de nosotros conocemos.


Sin lugar a dudas, es necesario y urgente, identificar las fortalezas y las debilidades que con la experiencia se han logrado obtener de este complejo fenómeno social, el cual nos presenta soluciones sencillas e inmediatas para su pronta solución, sino procesos de largo alcance que permiten comprender todas las aristas del problema de manera integral.

Como podemos apreciar, la inseguridad pública es uno de los temas que más preocupa a la sociedad mexicana en estos últimos años. Esta problemática, se ha convertido en una demanda ciudadana y así mismo de los empresarios, quienes piden una acción más efectiva por parte de las autoridades para frenar y erradicar, esta actividad que día a día, genera temor e incertidumbre entre la población y ha ocasionado cuantiosas pérdidas económicas.

Para comprender un poco mejor este objeto de estudio, es necesario mencionar algunos aspectos que se han convertido en un obstáculo y en su momento, no nos dimos cuenta de ello. Por ejemplo, una gran autonomía y la politización de la policía, la cual prestaba servicios informales de inteligencia y participaba en operaciones políticas encubiertas.

Como podemos apreciar, según explica Saín en el documento, titulado “La Reforma Policial en América Latina en 1990”, la atención a los problemas de los ciudadanos por mucho tiempo fue relegada; dado que, el principal cliente de la policía era el Estado, y no la población como lo marca el artículo 21 Constitucional en nuestra carta magna.

Como podemos darnos cuenta, estos aspectos ocasionaron un gran rezago en la institucionalización de los cuerpos policiales, el cual se puede explicar en los términos siguientes: estructura normativa inadecuada, muy escasos funcionarios expertos en el tema, manejo discrecional de las estadísticas delictivas, pésima coordinación entre las áreas de inteligencia y las operativas, y una constante colusión entre policías y organizaciones delictivas.

En opinión del Dr. Marcelo Saín, esta colusión y los fuertes intereses económicos que ella genera y protege, nos permite explicar en gran medida, la resistencia y no pocos fracasos en que han terminado los diversos esfuerzos de reestructuración policial. Para una mejor compresión de este fenómeno, este investigador propone lo que él llama las ocho rupturas necesarias para llevar a cabo la reestructuración policial.

Por otra parte, podemos mencionar, que algunos investigadores como el Dr. Jorge Chabat, se ha dado la tarea de identificar, los factores que originaron la escalada de la delincuencia en México a partir de los años ochenta, así como un recuento de las políticas públicas, aplicadas desde entonces para combatirla.

Como podemos apreciar, este fenómeno ha rebasado el enfoque reactivo y punitivo, y para ello, es necesario poner en marcha un enfoque multidisciplinario, el cual permita en un corto plazo, poner toda la atención en esta problemática y así de esta manera, obtener los mejores resultados en beneficio de la ciudadanía.

El modelo criminológico, que ha prevalecido desde varias décadas en las sociedad moderna y contemporánea, conocido como la pretensión punitiva del Estado, con esto nos referimos al castigo del culpable, el cual polariza y agota la respuesta al suceso delictivo, prevaleciendo la faz patológica de esta sobre su profundo entramado problemático y conflictual.

Es necesario implementar, un trabajo colaborativo de manera transversal con las secretarias siguientes: Educación Pública, Bienestar Social, Secretaria de Salud, Instituto de Cultura y Deportes, Bibliotecas públicas, y los sectores de la sociedad civil. Acciones en las áreas de educación, salud, medios de comunicación, información y tecnología, y participación ciudadana nos permitirán en su momento lograr los objetivos y metas establecidas.

Por lo tanto, es necesario y urgente, un cambio de paradigma de la seguridad, debemos de transitar hacia un enfoque integral con carácter multidisciplinario, que progresivamente aborde la inseguridad y el riesgo como fruto de un conjunto de factores, que vulneran y afectan de manera importante los derechos de los ciudadanos y el desarrollo humano.

Desde esta óptica del trabajo multidisciplinario, el desafío consiste con construir certezas objetivas y subjetivas, que permitan garantizar en el menor tiempo posible, que todos los ciudadanos tengan la plena garantía,  que sus derechos serán respetados.

Atendiendo a estos antecedentes y las condiciones de esta problemática, es como nace el interés de formular la presente propuesta, con el propósito fundamental de disminuir además, los altos grados de cuestionamientos que la opinión pública ha hecho en relación a los bajos niveles de legitimidad, que se ha presentado en los distintos niveles de gobierno en estos últimos dieciocho años.

Así también, disminuir hasta donde sea posible, los altos niveles de delincuencia y criminalidad, que son percibidos por la ciudadanía, y esto afecta de manera importante, el  reconocimiento del desempeño de las instituciones policiales, dado que, las altas tasas de incidencia delictiva y los altos índices de inseguridad, ponen bajo cuestionamientos las competencias del personal policial y de las instituciones.

Ante esta situación que se menciona, es necesario establecer políticas públicas o acciones específicas, las cuales sean el resultado obtenido en los distintos niveles de gobierno, y sean los mejores logros en materia de prevención, persecución y castigo de la delincuencia, así como aquellos proyectos, que contribuyan a mejorar dichas acciones.

La efectividad y el éxito de un programa para la Prevención Social de la Violencia y la Delincuencia, requiere el trabajo conjunto de los tres órdenes de gobierno, los diferentes sectores de la sociedad civil, así como, la participación de la iniciativa privada y los organismos internacionales.


Por lo tanto, con el propósito de contar con parámetros ajenos a los establecidos en las corporaciones policiales, y con puntos de vista externos, es importante impulsar la conformación e instalación de un Consejo Ciudadano de Seguridad Pública, constituido por prestigiados especialistas en temas de seguridad, participación ciudadana y derechos humanos, así también con intelectuales y académicos de los centros de investigación.

La experiencia obtenida en diferentes países del mundo, nos ha permitido aceptar que, cualquier acción que se emprenda para prevenir la delincuencia y combatir el delito, no tendrá éxito si no cuenta con la participación de la ciudadanía.

Es por ello, que con este nuevo esquema o paradigma de la seguridad ciudadana, la formulación de programas y la realización de acciones del quehacer público, debe establecerse con la participación de la sociedad.

Po lo tanto, las políticas públicas que emita el Gobierno deben enfocarse hacia la corresponsabilidad que debe de darse tanto en la organización social como en la autoridad que la dirige, pues, es evidente que el país en estos últimos años, ha perdido los espacios públicos, debido a que la delincuencia y el crimen organizado, encontraron en ellos los lugares ideales para perpetuar sus ilícitos.

Uno de los grandes retos y desafíos para el Estado en materia de seguridad pública, es que ante los hechos delictivos, tendrá que transitar de un modelo reactivo, centrado en la persecución y el castigo del delito, hacia un modelo preventivo basado en evitar las causas que los originan.

No obstante, es necesario afrontarlo de manera colaborativa con la sociedad para revertir esta situación, y así de esta manera, poco a poco ir devolviendo a la comunidad lo que realmente le corresponde, con esto nos referimos a los espacios públicos.

El problema principal de seguridad, que enfrentan la gran mayoría de las principales ciudades en nuestro país, denota entre otros aspectos el abandono de espacios públicos, la desintegración comunitaria, la desconfianza ciudadana hacia las autoridades, el incremento del consumo de drogas ilícitas y la ausencia de los valores cívicos.

Por lo tanto, es importante enfatizar, que la seguridad pública es una función a cargo de la Federación, el Estado y los Municipios, que tiene como fines salvaguardar la integridad y derechos de las personas, así como preservar las libertades, el orden y la paz públicos.

Comprende la prevención general y especial de los delitos, la investigación para hacerla efectiva, la sanción de las infracciones administrativas, la investigación y la persecución de los delitos, así como, la reinserción del individuo.

En cada uno de los 2, 641 municipios que se ubican en la república mexicana, cada día los ciudadanos, demandan una respuesta efectiva por parte del Estado ante la incidencia delictiva, que aumenta de manera impresionante desde el ámbito local hasta el nacional. En el primer semestre de 2018, los delitos con mayor incidencia son los siguientes: a).- Homicidios; b).- Ejecuciones; c).- Secuestro; d).- Extorsión y e).- Robo de auto.

Como podemos apreciar, según los datos estadísticos de la Encuesta Nacional de Victimización y Percepción sobre Seguridad Pública publicada por parte de INEGI, 2016. La tasa de incidencia delictiva por cada cien mil habitantes, por tipo de delito está conformada de la forma siguiente:

            Tabla 1.- Tipos de delito de acuerdo con la mayor frecuencia.

Tipo de delito
Tipo de delito
1.- Robo o asalto en la calle o transporte público.
6.- Robo en casa habitación.
2.- Extorsión.
7.- Robo en forma distinta a las anteriores.
3.- Robo parcial de vehículo.
8.- Lesiones.
4.- Fraude.
9.- Otros delitos distintos a los anteriores.
5.- Amenazas verbales.
10.- Robo total de vehículo.

Estos son las categorías de análisis de los delitos de mayor incidencia y prevalencia, que nos aquejan a los ciudadanos en cada uno de los municipios, y principalmente en las zonas urbanas de las principales ciudad del Estado y de la república mexicana.

Uno de los grandes retos y desafíos para el gobierno de Veracruz en materia de seguridad pública, es que ante los hechos delictivos, tendrá que transitar de un modelo reactivo, centrado en la persecución y el castigo del delito, hacia un modelo preventivo basado en evitar las causas que los originan.

La estrategia de prevención social del delito asume que la criminalidad posee una etiología compleja, la cual se arraiga en profundos factores sociales, como las condiciones de vida, las condiciones de trabajo, los cambios en la organización de la vida familiar, la pobreza y la exclusión social.

Por tanto, toda estrategia debe buscar incidir en las causas estructurales de la criminalidad incentivando –a través de diversas formas- el desarrollo social, pues, se supone que el malestar social es lo que debe ser atendido si se pretende efectivamente reducir la tasa del delito.

Ante esta situación que prevalece, es importante preguntarlos lo siguiente:

¿Cómo lograr revertir la tendencia de la incidencia delictiva, que día a día, crece de manera impresionante en las principales ciudades del Estado de Veracruz?

¿Cómo lograr una verdadera política de participación ciudadana en tareas de seguridad pública?; ¿De qué depende la generación de la participación ciudadana en tareas de seguridad públicas? ¿Cómo vincular el Programa Rector de Profesionalización y el Servicio Profesional de Carrera Policial?

Conclusiones

Finalmente, podemos mencionar, que la Constitución Política de los Estados Unidos mexicanos, establece que la competencia de brindar Seguridad pública recae en la Federación, los Estados y los Municipios.

Esta función comprende la prevención de los delitos, la investigación y persecución de los mismos, así como la sanción de las infracciones administrativas, en los términos de la ley, en las respectivas competencias que la misma Constitución señala.

Además, establece que la actuación de las instituciones de Seguridad Pública se regirá por los principios de legalidad, objetividad, eficiencia, profesionalismo, honradez y respeto a los derechos humanos, reconocidos en la propia Carta Magna en el artículo primero, señalando, además, que éstas serán de carácter civil, disciplinado y profesional.

En el ámbito estatal, el titular del Poder Ejecutivo tiene la obligación y responsabilidad de velar por la conservación del orden, tranquilidad y seguridad del Estado. Para esta tarea, el Sistema Nacional de Seguridad Pública, permite articular y coordinar a las instituciones de seguridad pública de los tres órdenes de gobierno.

Estableciendo directrices y alienando políticas públicas en la materia, con la finalidad de implementar sistemas de planeación estratégica que permitan evaluar con transparencia las funciones asignadas a las instituciones encargadas de la seguridad pública, constituyéndose en un Sistema confiable, legítimo y eficaz, que busca el respeto a la integridad física, moral y patrimonial de los ciudadanos, y facilite con ello, su desarrollo integral.

Con el fin de lograr el cabal cumplimiento del principio de legalidad, la justicia penal requiere la presencia de corporaciones policiales de seguridad  pública que colaboren colaborativamente en el combate a la delincuencia, mediante una labor que permita la vigencia del Estado de Derecho.

En este trabajo, se pretende consolidar una institución policial, encargada de la seguridad pública, que además de prevenir de manera científica en la comisión de delitos, sea un eficaz persecutor de las conductas antisociales, articulando a todo el aparato de justicia penal.

La transformación de la policía, requiere de una base mínima de profesionalización del personal policial, que sea resguardo para evitar que la policía sea coptada por las élites locales.

Por otro lado, muchos de los problemas que enfrenta la policía son similares a los que enfrentan otros servicios públicos, por lo que, deben de ser enfrentados por el Estado y no solo por las instituciones policiales.

En los últimos 18 años, la tasa de criminalidad aumentó en México de manera considerable, los delitos violentos experimentaron un incremento importante, como el robo a vehículos, los secuestros, asalto a mano armada en comercios, entre otros.

LA FORMACIÓN POLICIAL PASA A SER UN EJE DE LA MODERNIZACIÓN

En la modernización policial, el rol del aspecto educativo, se entendió como capacitación, este es un aspecto central que posibilita una reforma de continuidad, desprovista de espacios de política pública temporaria.

La calidad en la prestación de un servicio policial depende, en gran medida, de los miembros que lo componen, y por consiguiente, de las políticas de reclutamiento, selección, formación y promoción, así como también, de las condiciones de trabajo prevalecientes en los cuerpos policiales.

EL SUPUESTO PRINCIPAL: MÁS Y MEJORES POSTULANTES.

Al elevar la calidad en la formación del recurso humano nos conduce a elevar la calidad del servicio, y esto nos permite, ser más eficiente y eficaz en el control del delito al disminuir las tasas de incidencia delictiva, lo cual eleva la calidad en la imagen de la institución policial y aumenta la confianza de la ciudadanía a la cual nos debemos.

La policía, por su parte, se hace depositaria de gran parte de las políticas de seguridad, no sólo respecto del control, sino también de la prevención del delito. Así es que necesita un mayor aumento en su presupuesto, una mayor dotación y recursos tecnológicos de vanguardia para desempeñar satisfactoriamente sus funciones.

Dos preguntas, que son importantes formular para describir y explicar el actuar del policía.

1.- ¿A qué se dedica el policía en la prestación de sus servicios en los municipios?

El 80% de su tiempo: a).- Atiende al público; b).- Desordenes que afectan el Bando de Policía y buen gobierno. (Faltas administrativas, generalmente), y c).- Patrullaje para disuadir los delitos y la presencia de actos delictivos. (Este aspecto, requiere el 60% del tiempo de los policías, es decir, de la presencia de ellos y contar con equipo y unidades).

2.- ¿Qué espera el ciudadano en cada uno de los municipios del policía?

El trato que reciben al momento de entrar en contacto con ella, es más importante que lo obtenido por el ciudadano a través de ese contacto.

Quienes perciben haber sido tratados equitativamente… tienen una mayor tendencia a respetar la ley en el futuro. (El buen trato al ciudadano a través de la empatía permite generar confianza entre el ciudadano y el policía).

Como podemos apreciar en estas líneas anteriores, la ciudadanía genera expectativas sobre el trabajo que realiza la policía en cada uno de los municipios del Estado de Veracruz. Tanto, respecto de sus resultados como de la forma en que es realizado, que trasciende la mera eficacia y efectividad del combate del delito.

Las investigaciones realizadas en países como Inglaterra y Estados Unidos, han señalado que los primeros factores que determinan la confianza de un ciudadano en la policía, son aquellos de carácter demográficos: raza/grupo étnico, sexo, edad, nivel socioeconómico.


RAMÓN RUIZ LIMÓN

MÉXICO, A JUNIO DE 2018