domingo, 24 de febrero de 2019

La honestidad y el encuentro consigo mismo



LA HONESTIDAD Y EL ENCUENTRO CONSIGO MISMO (LA DISOLUCIÓN DEL EGO)
1.- Introducción
Hoy en día, ser honesto en cualquier ámbito de la sociedad es un problema social muy grave, puesto que, generalmente siempre nos encontramos con situaciones difíciles, que pareciera nos obstruyen a decir la verdad y esta actitud, nos orilla a cambiar el sentido de las cosas.
Por lo tanto, la honestidad constituye uno de los valores más importantes en la formación de la personalidad del niño, al ser la base de relaciones personales en las que la proyección hacia el otro, implica un afecto personal desinteresado, y un respeto, que se fortalece a través de las mismas interrelaciones.
Para desarrollar la honestidad en el niño, es preciso formar nociones, conocimientos, habilidades, emociones, vivencias, sentimientos, que los preparen para una conducta honesta, que es necesario aprender y practicar diariamente en la familia y en la sociedad.
Por su propio desarrollo evolutivo, el niño en la primera infancia cree que todo le pertenece, que todo gira en torno a él, y por tanto, todos los objetos del mundo físico circundante cree que son suyos, así como aprobadas todas las acciones para obtenerlos.
Este egocentrismo inicial, va cediendo poco a poco a comportamientos más socializados, que lo obligan a no mentir, a no utilizar medios no adecuados, para obtener lo que quiere y así cumplir sus deseos o caprichos.
Es por eso, que en la formación de una cultura de paz, la honestidad se convierte en un pilar de la misma.
La honestidad quizás sea uno de los valores más básicos y universales, imprescindible para poder construir la convivencia humana y establecer, una buena relación entre las personas, Gobiernos, instituciones, etc.
La marcha de la humanidad, ya sea a gran escala o en pequeñas comunidades, depende del grado de honestidad de quienes la integran, una honestidad que debería impregnar todas las esferas que involucran la actividad humana.
El saber que se puede o no se puede hacer, y que conducta es la más apropiada, es un aspecto fundamental en el desarrollo de la honestidad.
Comprender por qué un comportamiento (conducta) honesto logra buenos amigos y un reconocimiento moral, es básico para desarrollar, este valor en las personas. Esforzarse, por hacer algo útil en beneficio de los demás, sin esperar recompensa y solo por el hecho de hacerlo, es importante para estos fines.
Como muchas virtudes, la honestidad se le valora más cuanto más se ausenta de nuestra sociedad, apreciándola tarde, cuando se resquebraja el edificio de lo social y sufrimos las consecuencias.
Como se destaca, la honestidad es un valor o concepto general que engloba otros más específicos, como es el respetar a los demás, no apropiarse de lo ajeno, ser sincero en las relaciones, no mentir, decir siempre la verdad, indubitablemente, evitará que carguemos con culpas y emociones encontradas.
Cuando en el año 2008, un reducido grupo de filósofos trataron de dar forma a la declaración de principios en torno a una ética universal, escribieron sobre la honestidad y la integridad personal:
“El mundo necesita que los seres humanos vivamos con honestidad, con coherencia con nuestros propios principios y nuestro sentido del Bien y la Justicia. Es decir, con una cierta unidad entre pensamiento, sentimiento y acción [congruencia en el pensar, decir, y hacer], que se manifieste en sinceridad y fortaleza moral para no dejarse arrastrar por las oportunidades de corrupción que se nos presenten”.

 Solo la honestidad produce ejemplo y es este, el ejemplo, el imprescindible motor de la transmisión de valores y de la confianza en los poderes públicos, representados en sus responsables. Es una cualidad bastante abstracta de comprender.

Si bien el relativismo imperante en el siglo XX, ha producido una gran confusión con respecto a este y otros valores humanos, humildemente creo que se impone la necesidad del sentido común y de poder abordar valores esenciales que, por universales, son comunes a toda la humanidad, si bien cada cual puede recorrerlos con sus diferentes matices y expresiones particulares.
Honestidad y honradez van de la mano y se refieren hoy en día a lo mismo. En general, se trata de actuar coherentemente con nuestros valores, pensamientos y sentimientos.
El hombre o la mujer honrados son fieles a sí mismos y coherentes con sus propios principios. No albergan ocultas intenciones. Pero la coherencia solo no bastaría para reconocer la honradez.
La honradez nos habla no solo de coherencia, sino de rectitud de ánimo e intención, es decir, que haya una buena voluntad en nuestros pensamientos y actos, lo que supone que nuestra intención está guiada por el deseo de hacer el bien, de hacer lo correcto. Por lo tanto, para ser honrado hay que tener valores con los que identificarnos.
Para que haya honradez tiene que haber conciencia del bien y un impulso de desarrollo personal, afirmado en lo mejor de nosotros mismos, que fortalezca el altruismo, la bondad y el respeto por los demás.
Es una expresión de nuestra fortaleza moral (como nos recordaría Platón), de nuestra capacidad de mantenernos firmes en nuestros principios más allá de la adversidad. Se trata de un acto de fidelidad a nosotros mismos. Por ese motivo se convierte en la medida de nuestra valía, de nuestro valor.

1.2.- Los tres grados de honestidad según Confucio.


Confucio señalaba tres grados de honestidad. El primero (denominado Li) hace referencia al comportamiento que, basado en la sinceridad, busca conseguir los propios intereses, ya sea a corto o a largo plazo, busca el bien personal.
Un nivel superior (denominado Yi) se produce cuando el motor de nuestro comportamiento no es únicamente nuestro personal interés, sino que este se funde con lo que creemos justo y produce un bien, es decir, está movido por la bondad y la justicia. Contempla no solo lo que uno piensa y necesita, sino que incluye a los demás, sus necesidades y su bienestar.
El nivel más elevado de honestidad (denominado Ren) surge cuando alcanzamos un sentido de fraternidad y humanismo tal que tratamos a todas las personas y seres como parte de nosotros mismos.

 1.3.- Unidad e integridad personal. El gobierno de uno mismo

Como vemos, la honestidad nos habla de la coherencia que necesita el ser humano entre lo que piensa, siente y hace, para el logro de una cierta felicidad y convivencia.
 Cuando hay honestidad, nuestros actos hablan de nuestras intenciones y estas son buenas.
 Pero toda unidad, toda armonía necesita une eje que equilibre, y este ha de estar constituido por lo mejor de nuestra naturaleza humana.
 La honestidad nos transforma en individuos (el individuo platónico que se diferencia del hombre-masa), en seres humanos que han logrado una básica armonía interior, desarrollando un gobierno de sí mismos desde una conciencia elevada, desde el propio discernimiento, amor y sentido de la justicia.
 Nos hace libres y autónomos, pues nos permite movernos guiados por nuestra voluntad iluminada por los valores, y no por las circunstancias y los impulsos caprichosos de nuestra personalidad cambiante.
 Es, pues, como decíamos antes, una muestra de la fidelidad hacia nosotros mismos. Pero ¿a qué aspecto de nosotros mismos, considerando los muchos impulsos e inclinaciones que conviven y se manifiestan en cada uno constantemente?
Pienso que a aquello que nos hace humanos, más allá de nuestra realidad animal. Es decir, que busca la propia identidad en nuestra capacidad de discernir, de percibir la belleza y desarrollar la bondad… cada uno en su medida.

 1.4.- La base de la dignidad humana

 En cierto modo, podemos decir que la honestidad es atributo de nuestra dignidad y la medida de nuestra valía.
 Sin olvidar que todos los seres humanos (y me atrevería a decir que todos los seres vivos) somos dignos y, por lo tanto, objeto de respeto, tenemos que aceptar la natural aspiración a desarrollar y desplegar el maravilloso potencial que como seres humanos tenemos y que aún no se ha puesto de manifiesto.
 Todos necesitamos un poco de autoestima y de aceptación, de valoración por parte de los demás, pero no son los honores y reconocimientos sociales lo que nos dignifica, sino nuestra integridad personal expresada en nuestros actos y los valores que los mueven.
 Quien tiene en estima su propia honradez es porque valora su dignidad, y esta la considera la mejor carta de presentación de sí mismo. No valora más lo que dicen los demás que su propia conciencia, y en su relación con el mundo, estima más sus principios que sus bienes.
 Su honestidad no se refleja únicamente en puntuales actos, sentimientos o ideas, sino en una constante y honesta trayectoria en aras del bien.

  1.5.- El valor de la palabra y su poder

 La palabra, como vehículo de comunicación, revela nuestras ideas e intenciones –o debería hacerlo–, establece vínculos y crea puentes de conocimiento mutuo y del mundo.
 Si la palabra es sincera, es decir, expresa nuestras ideas e intenciones y compromete nuestros actos, entonces es constructiva y tiene valor. La palabra se convierte en un instrumento de poder, capaz de generar entendimiento, confianza y, por ende, convivencia.
 Solo cuando la palabra tiene verdadero valor puede, a través del diálogo sincero, resolver los conflictos y sustituir a las armas de guerra.
 Pero cuando la “palabra” es un instrumento de engaño, un arma demagógica, cuando la palabra de un ser humano ya no vale nada, entonces es muy probable que sea reemplazada por la violencia y las armas.
¿Qué es lo que devuelve entonces el valor a la palabra? Aquello que se lo dio: el ejemplo. Solo el ejemplo da valor a la palabra.
Por lo tanto, es importante enfatizar, que la falsedad, la mentira, destruyen y corrompen, como también lo hace el que faltemos a nuestros compromisos adquiridos, a nuestra palabra dada.
En el antiguo Egipto, había una expresión para aquel que sabía medir sus palabras, ser veraz y honrado en sus compromisos: ser Justo-de-voz.
1.6.- La sombra de la honestidad: la corrupción y la discriminación

La vida nos ha enseñado que para conocer la calidad de algo, su autenticidad y nobleza, hay que verlo sometido a pruebas que lo lleven al límite de su naturaleza (como las pruebas de resistencia de materiales o de calidad de los productos). Solo entonces sabemos la pureza y calidad con que está hecho.
 Y, efectivamente, son las situaciones difíciles las que comprometen nuestra calidad humana, y es en ellas, donde se forja nuestra honestidad, nuestro auténtico valor.
El sentido de la honestidad, se construye sobre los sólidos pilares de nuestros principios, pero se desenvuelve sobre lo que las situaciones de la vida nos presentan y, si bien, la vida exige flexibilidad y adaptación, no podemos disfrazar la corrupción con adaptación a la realidad.
 Cuando algo pierde su naturaleza y se descompone es cuando decimos que se corrompe.
 La corrupción no es sino la pérdida de autenticidad, de unidad y coherencia para con los valores que nos comprometen. Y se suele presentar ante las oportunidades de satisfacer nuestros intereses egoístas o cuando estos intereses están en peligro.
 Se corrompe quien ha puesto su dignidad moral en el mercado, o sencillamente siempre tuvo como amos y señores sus deseos y apetitos, más allá de las apariencias.
 Hay quienes se venden por el dinero, por el halago, por el sexo o la apariencia de poder, que es falso, pues acaban siendo marionetas movidas por los hilos de sus propias debilidades.
 La honradez se cimienta sobre la ética personal. Ni las intenciones egoístas ni la ceguera dogmática son buenos consejeros. Por eso, el que es honrado no abusa ni de la confianza ni de la debilidad de los demás.

1.7.- Responsabilidad

 La honestidad es un ejercicio de responsabilidad y libertad. Supone no solo ser consecuentes con nosotros mismos, sino asumir las consecuencias que se derivan de nuestras palabras y actos.
Si cometemos un error, deberíamos recoger el fruto, corregirlo o rehacer el camino. El error no nos hace indignos ni merma nuestra honradez, pero sí la actitud que trata de culpabilizar o responsabilizar a otros de nuestros errores.
 Si somos libres para elegir, debemos ser responsables para asumir las consecuencias de nuestras elecciones. Esto es la base de la libertad, no se puede separar de la responsabilidad. Paradojas de un mundo que se cree libre, pero que constantemente huye de su libertad.
1.8.-  ¿Puede un fanático o un loco ser honrado?

Si por honestidad entendemos únicamente actuar tal y como se piensa, los fanáticos y los malhechores lo serían, pues actuarían en muchos casos en consecuencia con lo que sus enfermizas mentes o impulsos instintivos les dictan.
Sin embargo, al hablar de honestidad reconocemos que la primera integridad que necesitamos es para con nuestra naturaleza humana. Nadie puede permanecer ajeno al compromiso con la propia vida y con el bien común.
 ¿Existe un deber propio del ser humano? Es difícil responder en un tiempo en el que solo hablamos de derechos, pero si reconocemos unos derechos humanos, es porque intrínsecamente aceptamos unos deberes humanos que, como los derechos, forman parte de nuestra naturaleza, y nuestra integridad debe medirse con respecto a ese deber ser, a ese deber ser humano.
 En Oriente se nos hablaba de la recta conciencia, el reconocer el Dharma y ajustarnos a él, siendo el Dharma, en este caso, aquello que conduce hacia el buen desarrollo de lo mejor de nuestra condición humana.
 En el Noble Óctuple Sendero, Buda recomienda elegir unos rectos medios de vida que no traicionen el deber natural que nos corresponde como seres humanos.
 Platón nos insta a aspirar a ser guiados en nuestra vida por el mayor bien y sabiduría. Esa es la mejor aspiración a la que puede llevar el valor de la honestidad.

1.8.- Quien es honesto es confiable

 Esta es la base de toda relación y convivencia. Nadie quiere ser decepcionado o engañado.
 La honestidad genera confianza, y la primera confianza que necesitamos es en nosotros mismos.
 De la misma forma que el ejemplo que recibimos de alguien nos permite realmente confiar en él, la confianza en nosotros mismos nace del ejemplo que nos damos, más allá de si nos ven o no; nace de la honestidad que tengamos para con nosotros mismos, para reconocer nuestras debilidades, pero también nuestras fortalezas.
 Hoy más que nunca, cuando vemos cómo se derrumba la confianza en nuestros representantes políticos y agentes sociales, y con ese derrumbe vemos tambalearse el equilibrio social y la convivencia, se pone de manifiesto que la honestidad es la base de la confianza y que esta pasa inexorablemente por dar ejemplo.
1.9.- HIPÓTESIS
Quien es honesto es confiable. Esta es la base de toda relación y convivencia en un grupo social determinado. El valor de la honestidad genera confianza. Por lo tanto, una persona que no es honesta no es confiable.
Quien es honesto es íntegro y auténtico. La persona con esta cualidad cuida sus palabras, pensamientos y deseos. Respeta a los demás como se respeta a sí misma, tiene un alto sentido de autoestima.
El hombre o la mujer honrados, son fieles a sí mismos y coherentes, con sus propios principios. Es decir, no albergan ocultas intenciones. Pero la coherencia solo no bastaría para reconocer la honradez.
1.9.1.- ¿Cuál es el beneficio de practicar la honestidad?
1.- Lograr una conciencia íntegra y libre de cargas emocionales.
2.- Generar un entorno de confianza con los demás.
3.- Disfrutar de la paz, tranquilidad y dicha. Estar en paz consigo mismo, con nuestros pensamientos, sentimientos y con nuestros actos y palabras.
4.- Fortalecer la coherencia con los pensamientos, sentimientos, la palabra y las acciones. Dignificar las acciones justas y honestas.
5.- Contribuir a la construcción de una nueva sociedad.
 En resumen, podemos mencionar, que el alcoholismo, las drogas, el bajo rendimiento escolar, la ansiedad, la desesperación, el temor, la duda, la irresponsabilidad, la corrupción, la desigualdad social, la violencia y la delincuencia organizada, etc. Son el resultado de la falta de honestidad en nuestra vida, como eje rector que nos permite construir una sana y recta conciencia.
Por lo tanto, si queremos cambiar nuestra sociedad, debemos por cambiar cada uno de nosotros implementando en nuestra vida cotidiana la honestidad, y observando lo que pensamos, decimos y hacemos, es necesario llevar estos procesos a un nivel de consciencia.

Fuentes de consulta
1.- Padilla, Miguel Ángel (2017). La honestidad e Integridad. Disponible en: https://www.revistaesfinge.com/filosofia/corrientes-de-pensamiento/item/1560-honestidad-e-integridad
2.- Ibarra Basulto, D. E. (2013). La honestidad. Disponible en: http://ceujalitb.blogspot.com/2013/02/ensayo-sobre-la-honestidad.html
3.- Ruiz Limón, Ramón (2008). El viaje al poder de la conciencia. Disponible en: https://www.slideshare.net/khyn/el-viaje-al-poder-de-la-conciencia-48105782
4.- Ruiz Limón, Ramón (2009). El poder de los dichos de la boca y del pensamiento. Disponible en: https://www.slideshare.net/Euler/el-poder-de-los-dichos-de-la-boca-y-el-pensamiento-130815933


Una vida con sentido y propósito


El éxito de cada persona está en sus expresiones y pensamientos.

La vida de cada persona es un camino hacia sí mismo, el ensayo de un camino, un boceto de un sendero. (Herman Hesse).

Más importante saber de qué se vive, es mejor llegar a comprender para qué se vive, es decir, cuál es el propósito de nuestra vida.

Quien tiene un por qué vivir, encontrará siempre el cómo vivir plenamente la vida, y además, estar agradecido por cada amanecer.
Quién aún no ha encontrado el propósito de su vida andará como un barco en alta mar sin timón y puerto en donde atracar. Es decir, siempre desorientado y renegando por todo.

Gracias a investigaciones realizadas por expertos en psicología, sociología, y en las neurociencias, se ha podido identificar algunos factores que influyen de manera importante en los ámbitos o roles de cada persona, los cuales contribuyen de manera positiva o negativa en el desarrollo o calidad del índice humano y son los siguientes:
a).- Personal.- Físico, intelectual, afectivo (sentimientos y emociones), espiritual.
b).- Familiar; c).- Social, y d).- Laboral.

¿Cómo descubrir nuestra misión personal o destino?

Es conveniente, en primer término encontrar el sentido de la vida, y después, de esto se vislumbra la visión y la misión de cada uno de nosotros.
La visión y la misión, está constituida por objetivos claros y concretos, metas y líneas de acción bien definidas y detalladas.

La visión es lo que quiero lograr en la vida, es el destino final. En otras palabras, es nuestro porvenir. Consiste en el tener.

La misión es el para qué estoy en este planeta tierra (mundo). Es el propósito del ser. Es lo que escojo hacer en el recorrido o en el sendero del diario vivir. Es encontrar, el hacer a lo que me siento llamado de acuerdo con los talentos y habilidades que poseo, a través de ese camino, que escoja seré capaz de alcanzar la visión.

En primer lugar, debemos de hacer un inventario personal de nuestras fortalezas, debilidades, oportunidades y amenazas (matriz FODA). Así de esta manera, seremos capaces de saber que queremos, hacia donde vamos y por qué queremos llegar ahí.

Muy pocas personas a una temprana edad, serán capaces de encontrar la misión o el para qué de su vida. La gran mayoría, andarán por mucho tiempo deambulando por la vida, sin encontrar el propósito de su vida, y esto, les producirá frustración, enojo y malestar fisiológico y psicológico.

Por ello, es muy importante identificar las fuerzas que yacen en el interior de cada uno de nosotros. Una vez encontradas estas fuerzas internas, serán de gran utilidad para que impulsen nuestro diario vivir, y con ello saber realmente que deben hacer.

Las habilidades, destrezas y competencias,  serán en cada momento la fuerza motivadora, que nos guíen a través de las acciones y nos ayuden a superar  nuestros propios límites y obstáculos, que se interpongan en cualquier momento en nuestro camino.

De acuerdo como nos desempeñemos cada día en nuestro trabajo u oficio (conducta, carácter y personalidad), seremos capaces de reflejar nuestras aspiraciones y deseos más profundos.

Dice un dicho:
         “Si no sabes a dónde vas, cualquier camino te conduce allí”.

El saber hacia dónde nos dirigimos con nuestra vida, nos permite saber cuándo y cómo llegar a donde queremos.

Muchas personas caminan por la vida sin saber que quieren y por qué están aquí. Si una persona no tiene un proyecto de vida, todas las novedades y las situaciones superficiales lo atraerán hacia ellas.

Si una persona no sabe que quiere en su vida, o a dónde quiere llegar, cualquier camino la llevará a donde menos se espera llegar. Esto ocurre, porque no sabe cuándo llegar y por dónde.

Sin embargo, no basta con saber únicamente hacia donde nos dirigimos, sino que haremos ahí una vez que lleguemos.

Por ejemplo, una persona que en algún momento de su vida de niño pensó en tener una empresa, la cual diera trabajo a un grupo de personas y de esta manera, sostener a sus familias a través de la prestación de un servicio en el mercado.

Debe de tener en claro, que producto desea comercializar y que innovaciones, debe estar haciendo para sostenerse en el mercado y además, cómo lograr expandirse hacia otros nichos de mercado interior y exterior.

Hoy en día en nuestra sociedad, somos testigos de una gran cantidad de empresas, y muchas de ellas, no han logrado sostenerse y han tenido que cerrar por problemas financieros o de corrupción.

En estos últimos 100 años, son muy pocas empresas que han logrado pasar la prueba de calidad, innovación y sobre todo del buen trato a sus trabajadores, quienes con su esfuerzo y trabajo, producen y hacen, que sea prospera algunas empresas gracias al esfuerzo humano y el trabajo colaborativo de sus integrantes.

Quiero enfatizar, que los seres humanos somos personas de hábitos, y estos dirigen nuestra vida diaria, sin que nos demos cuenta de ello, cada día y a cada momento hasta el instante último de la muerte.

Un hábito es una actividad inconsciente, que se ha integrado a nuestro diario vivir, y actúa de manera automática, sin que nos demos cuenta de ello, esto sucede porque no somos capaces de reflexionar sobre lo que hacemos y porque lo hacemos.

Los hábitos requieren solo de la práctica de unas cuantas veces y después de manera automática, se integran a nuestra vida.

Por ejemplo, abrocharnos las agujetas de los zapatos, lavarnos las manos, comer, tomar algún líquido, incluso bañarnos y muchas actividades más, las cuales hemos aprendido desde la niñez y a la fecha, no hemos reflexionado ni cuestionado su hacer.

Por otra parte, las virtudes son fuerzas que llevan a la persona a la excelencia, a la perfección, es decir, a ser capaces de hacer algo excelente y grandioso con nuestro obrar personal.

Por ejemplo, tocar un instrumento, sobresalir en alguna disciplina científica, destacarse en alguna actividad deportiva o artística, o bien como líder en algún campo laboral, social o económico.

Por otra parte, la virtud es la encarnación operativa del valor. La virtud sólo puede dirigirse al bien a través de valores éticos y morales.

Los ideales que han de iluminar, el camino del hombre próspero y exitoso, una y otra vez, y que han infundido valor para enfrentarse a la vida, sin importar, los obstáculos o fracasos necesarios, que han aparecido en el diario vivir, los podemos ver en científicos, artistas y atletas.

Para un físico premio nobel por el trabajo de la Mecánica Relativista (1920), como lo fue Albert Einstein, los valores que guiaron su vida fueron la “belleza” y la búsqueda incansable de la “verdad”.

Como podemos apreciar, la vida cotidiana debe de tener en todo momento una finalidad y un significado. Es decir, un por qué vivir.

Todo persona de éxito y emprendedora, cuenta con valores sólidos, que son el camino necesario para el crecimiento personal, y estos deben de conducir al individuo a una plena dicha y felicidad.

Por favor, escribe en una hoja los valores que considere importantes en su vida, y mencione, porque ha elegido estos valores.

Las facultades del ser humano, que actúan para realizar los valores que ha elegido tener en su vida cotidiana y ponerlos en práctica.

a).- En la mente se conoce, se investiga, se reflexiona.
b).- En la conciencia se elige, es este lugar donde está el bien y el mal. La conciencia ocupa mucho tiempo para despertar y madurar.
c).- En la acción se pone en práctica lo que cree necesario y con valor. La praxis se logra a través de la experiencia y el sufrimiento.

Podemos mencionar, que el ser humano está hecho para vivir con valores, para encarnarse en aquello que es bueno, verdadero y valioso para la vida en sociedad y para el cuidado de la naturaleza.

Por lo tanto, el valor es algo que se descubre como un bien, y se elige de forma libre y consciente, y además, busca en todo momento ser realizado por la persona con el propósito de un bien común.

La finalidad a los principios inspira la elección de los medios.

Por ello, es importante volver a retomar el tema del proyecto de vida, y hacernos la pregunta siguiente:

¿Qué quiero ser o en qué me quiero convertir en algún día muy cercano?

Es importante como persona, tener definido un fin en nuestra mente, y trabajar con ahínco, disciplina y mucha dedicación cada día, para que en un momento determinado, se logre alcanzar la meta que hemos elegido o trazado.

Son los valores, los principios y los hábitos, sean estos positivos o negativos, los aspectos o factores, que nos llevarán al éxito o al fracaso en un momento determinado.

Reconozcamos con humildad, que cada uno de nosotros somos los arquitectos de nuestro propio porvenir, cada uno somos los responsables de lo que logremos en nuestra vida.

Nuestras actitudes, emociones, sentimientos y pensamientos, son las fuerzas invisibles que dirigen nuestra vida interior y esta se manifiesta en la conducta a través de actos o acciones cotidianas.

Por ello, es importante cuidar y estar atento a todo lo que sucede en nuestro interior. Cada momento, debemos de estar alerta como guardianes de un valioso tesoro, el cual está en nuestro interior y sólo nosotros, podemos ser capaces de lograr lo que queremos en nuestra vida.

A lo largo de la evolución de la humanidad, sin lugar a dudas, han aparecido grandes obstáculos y retos o desafíos, que han tenido que enfrentar en su momento, los grupos sociales que nos han antecedido. Y solo unos cuantos han logrado realizarse.

Desafíos como catástrofes y desastres naturales, en forma de una erupción volcánica, deslaves, y desbordamiento de ríos o causes de agua debido a las lluvias torrenciales, o por la sequía.

En fin tantos ejemplos reales, que en algún lugar del planeta tierra se han manifestado, han existido y han tenido, que enfrentar en su momento, el hombre en su lugar de origen.

Sin lugar a dudas, estas inclemencias han templado el alma y el espíritu, impulsado a las personas en su momento para conseguir lograr la dicha y la felicidad, y comprender, que la vida es un campo de entrenamiento tanto físico como psicológico, y triunfará, aquella persona que aproveche al máximo cada experiencia de su vida.

Ante estas situaciones o circunstancias naturales o sociales,  es importante preguntarnos: qué aspectos en la vida son necesarios cuidar y con esto empezar a construir una vida con propósito.

1.- Tener un fin en la mente, es decir, que queremos llegar a ser.
2.- Encontrar un sentido a la vida, un por qué vivir.
3.- Cada día de nuestra existencia fortalecer a través de valores, principios y buenas actitudes,  nuestro actuar.
4.- Cada día, debemos de esforzarnos a lo máximo para dar lo mejor de nosotros mismos en cada uno de los ámbitos: Familiar, social, laboral, etc.
5.- Implementar en nuestra vida hábitos como la disciplina, la honestidad, la dedicación, el esfuerzo, el respeto, la asertividad, la misericordia, la responsabilidad, la empatía y el altruismo.

La personalidad y el carácter, se nutre del crecimiento de la vida interior, y la conducta se engrandece, con los buenos hábitos y actitudes. Por la tanto, cada día debemos de trabajar con ahínco y esmero, como si fuera el último día de nuestra existencia.

Todos los seres humanos tenemos una tarea que realizar, lo difícil, es que cada uno de nosotros de manera personal, debemos de encontrar la forma individual de descubrirla.

Aun no hay un manual o una guía, que nos permita de manera fácil y rápida, encontrar nuestro destino o nuestra misión en la vida.

Cada uno de nosotros tarde o temprano lo descubriremos, o quizás muchos otros, nunca se darán cuenta, que ya la encontraron y la dejaron pasar, o bien se perdieron en el camino, y viven frustrados y angustiados, porque el pasado los ha dejado muy lastimados con cada experiencia que tuvieron que pasar en su momento. Querido lector, sigue adelante y encuentra tu misión.

QUE JEHOVÁ DIOS TE ACOMPAÑE EN ESTE VIAJE, TE DESEA TU AMIGO Y SERVIDOR:                             RAMÓN RUIZ LIMÓN.

La obra literaria y su método didáctico


La obra literaria desde un enfoque de la asignatura del español en la educación secundaria a partir del ámbito de la literatura.

1.- Antecedentes
Las obras literarias, son quizás unas de las primeras formas de arte, que desarrolló el ser humano. Junto con la pintura, la literatura siempre tuvo en las sociedades antiguas una gran importancia, puesto que, no era entendida simplemente como un hecho artístico o estético, si no como una manera de narrar hechos, que habían sucedido o que representaban algo muy importante para un grupo de personas en una comunidad determinada, como tradiciones, leyendas, personajes míticos, entre otras.
Al no existir más que como presente, la obra literaria podemos apreciar, que esta entabla con sus lectores un diálogo a través de los siglos, indudablemente, diverso cada vez, pero no menos auténtico en cada caso. Diferentes épocas, leen la misma obra desde nuevas perspectivas y destacan o aprecian en ella aspectos diversos.
Si bien, la forma o soporte más común para una obra literaria, es el papel o la forma escrita, también es posible, que una obra literaria, por ejemplo una leyenda, un cuento, o una historia específica, sea transmitida de manera oral.
En el caso de la forma de transmisión oral, esta consiste en una obra que se transmite a través del habla, y que se manifiesta en voz alta, a diferencia de una narración escrita. La transmisión oral origina que, al igual que en los romances o en la épica, se produzcan variaciones de forma en las versiones de un mismo relato, variaciones que, no obstante, no afectan al contenido argumental ni a la estructura del mismo.
En la forma escrita se incluyen obras que han escrito autores individuales, y que se han transmitido de forma escrita. Según los temas que traten y las formas de expresión, las obras que componen la literatura escrita, pueden ser cultas o populares.
En la forma táctil, es cuando la obra está dirigida a lectores ciegos, publicada a través del sistema Braille, se presenta en forma escrita y no en forma gráfica o corporal, aunque allí el lector utiliza el sentido del tacto para leer y no el sentido de la vista.
Como podemos apreciar, esto fue así durante un largo tiempo en la historia, y hasta se llegaba a considerar, que la transmisión escrita hacía perder el ejercicio de la memoria humana.
Aunque es conveniente mencionar, que hoy en día, existen muchas variantes para presentar una obra literaria, especialmente debido al avance de los medios tecnológicos, con los que contamos actualmente, esto gracias a la sociedad del conocimiento y las nuevas tecnologías (TIC).
En otro orden de ideas, podemos mencionar que, Aristóteles es considerado el primer crítico literario de la cultura occidental, pues, marcó la diferencia entre la comedia y la tragedia, de la cual disfrutaban intensamente los griegos, en el Ágora de la antigua Grecia, aunque no pudo coincidir en esta distinción con Horacio en su poética
No obstante, esto no fue problema hasta que se presenta el progreso artístico con la escritura, a finales del siglo XVIII, puesto que, en el Romanticismo surgieron los géneros híbridos o entremezclados en una misma obra, por ejemplo en la novela María de Jorge Isaacs, que cuenta leyendas y se incluyen poemas en sus capítulos.
Actualmente, para estudiar la Literatura se establece una división a partir del aspecto formal de las obras, por lo que se clasifican en géneros como son: lírico, dramático y narrativo, con sus respectivos subgéneros. (Véase tabla no. 1, ahí se muestran algunos ejemplos).
En resumen, finalmente, podemos mencionar que, la literatura es un universo privado, poblado de voces, caminos furtivos, delicias al alcance de la mirada, territorios de arduo recorrido o placentera estancia, una cosmogonía que se expande y enriquece a medida que hacemos nuestro nuevo texto.
Con plena seguridad puedo decir, que a muchos de ustedes les ha sucedido como a su servidor descubrir o redescubrir un texto en un momento preciso de la vida y sentir que estaba escrito para nosotros, para ayudarnos a atravesar ciertas experiencias o desafíos en algún momento de la vida, dándole fuerza a nuestra alma y aligerando la carga del espíritu.


1.1.- Definición de la obra literaria
Obra literaria es aquella obra de arte que se presenta en forma escrita, táctil u oral. Un elemento central para esta es la narración de un hecho, evento, serie de eventos, sentimientos, ideas o simplemente, una expresión artística sobre diferentes situaciones de la vida.
Su definición etimológica menciona, que es todo aquello producido por el ser humano, y esto se conoce como obra. De acuerdo al contexto, puede tratarse de un producto intelectual, como por ejemplo: una canción, una poesía, o bien, un objeto material como puede ser una casa, una manualidad, una escultura, etcétera.
Literario, del latín literarius. Refiere a lo perteneciente o relativo a la literatura, es decir, “es el conjunto de los saberes que permiten escribir y leer bien o el arte de la poética, la retórica y la gramática”.
Por consiguiente, una obra literaria, por lo tanto, es una creación que transmite una intención comunicativa de su autor con fines estéticos. Estas obras suelen narrar una historia, ya sea en primera o en tercera persona, con un argumento y a través de la utilización de diversos recursos literarios, que están vinculados a su época.
Para una mejor comprensión, las obras literarias, pueden ser organizadas y distinguidas de acuerdo a diferentes elementos. En primer lugar, la forma y la duración de las mismas influye en la clasificación siguiente:
Mientras la división más común es la prosa y la poesía. También se puede mencionar como subgrupos: la novela y el cuento. Al mismo tiempo, las obras literarias pueden diferenciarse de acuerdo al tipo de tema: tragedias, comedias, policiales, románticas, entre otras temáticas.
De acuerdo a su forma o su temática, la obra literaria puede pertenecer a diversos géneros, como la narrativa la cual se presenta como una obra en prosa, como la novela o el cuento; la lírica esta es una composición en verso que expresa los sentimientos del autor; el drama esta obra es pensada para ser representada ante el público; la épica se presenta en versos que cuentan las hazañas de héroes o divinidades, y finalmente, tenemos la didáctica esta busca instruir al lector o al oyente.
Las obras literarias también pueden ser escritas a través de libros u otros soportes impresos que reproducen la historia sin cambios, u orales la cual se transmite de generación en generación, y suelen cambiar con el tiempo, como por ejemplo las leyendas o los cuentos populares. Las obras también pueden ser táctiles, esto ocurre cuando están adaptadas a las necesidades de los no videntes mediante el sistema Braille, como ya se mencionó en el apartado de los antecedentes, líneas arriba.
Los elementos de una obra literaria son: el emisor, el receptor, el código, el mensaje, la codificación, y la descodificación. A continuación enlistaremos, y describiremos, cada uno de ellos.
a).- El emisor, no es único, por ejemplo, en una novela existen tres tipos de emisores: el autor, el narrador y los personajes.
b).- El receptor, es una persona que lee o escucha una obra.
c).- El código, este está constituido por la lengua en la que se emita la obra literaria. Puede ser verbal, como por ejemplo en una novela, o no verbal, como es el caso de una representación teatral.
d).- El mensaje, estos pueden ser abiertos, es decir, están abiertos a nuevas interpretaciones. Pertenecen a la ficción, en estos aparecen personajes y sucesos que son imaginarios, y finalmente, tenemos los polifónicos.
e).- La codificación, es elaborada, es decir, el escritor escribe, tacha, corrige y sólo después de un largo proceso de análisis y revisión se decide publicarlo.
f).- La descodificación, aquí el texto puede ser mediada, necesitamos la mediación de los filólogos o profesores para interpretar y entender el texto.
En la literatura, se denominan géneros literarios a aquellos grupos de obras que presentan características comunes, en cuanto a la forma en la que están escritos. Así, pues, los subgéneros literarios son los distintos estilos que adopta una composición dentro de un determinado género.

Tabla 1.- Ejemplos de géneros literarios.
Título
Autor
Género
Subgénero
Modalidad
La casada infiel.
Federico García Lorca
Lírico
Romance
Verso
El amor en tiempos de cólera.
Gabriel García Márquez
Narrativo
Novela
Prosa
El verdadero amor.
Isaac Asimov
Narrativo
Cuento
Verso
Romeo y Julieta.
William Shakespeare.
Dramático
Tragedia
Verso
Fuente de consulta: Elaborado por el autor.
Como podemos apreciar, la obra literaria no se centra tanto en el contenido temático planteado, sino en la forma en cómo el autor las presenta.
1.2.- En qué consiste la prosa y el verso
La prosa y el verso, son dos formas de expresión escrita que se diferencian, fundamentalmente, en que el verso se sujeta al conjunto de reglas de la métrica, mientras que la prosa no.
En este sentido, la prosa es un estilo de expresión más libre, que escribimos sin sujetarnos (ceñirnos) a los lineamientos de la escritura en verso, como la métrica, la rima o la cadencia. Por ejemplo, en la prosa, las frases no tienen por qué rimar. Es un género discursivo propio de la narración, el ensayo, el artículo académico o periodístico, etcétera.
El verso, en cambio, propio de las composiciones poéticas, se sujeta a un conjunto de reglas donde la sonoridad de las palabras y el ritmo de las frases son fundamentales. En la escritura en verso, por lo tanto, el autor se sirve de determinadas estructuras rítmicas, como la medida, la rima o las pausas.
Además, existe multitud de tipos de verso dependiendo del tipo de composición poética que se realice, por ejemplo puede ser: rimado, cuando hay rima consonante; suelto, cuando no rima, o blanco, cuando carece de rima pero no de medida.
También se clasifica los versos según la cantidad de sílabas que contengan: de arte menor, entre dos y ocho sílabas, y de arte mayor, a partir de las nueve sílabas.
Hoy en día también podemos encontrar el verso libre, que es aquel cuya composición es independiente de las reglas de la métrica, aunque se ciñe (sujeta) a otras formas, más leves y discretas, de sonoridad.
Los poemas o textos poéticos son composiciones que se escriben en verso. Cada línea del poema es un verso. Medir un verso, consiste en contar el número de sílabas que tiene. Por ejemplo.
Es-del-vi-gor-del-a-ce-ro,- aquí se identifican, ocho (8) sílabas-.
Al medir los versos, hay que tener en cuenta estas tres cosas: Cuando la palabra termina en vocal y la siguiente palabra comienza con vocal, forman una misma sílaba. Este fenómeno se conoce como sinalefa.
1.2.1.- Ejemplos de prosa y el verso
Un ejemplo de texto en prosa:
Vine a Comala porque me dijeron que acá vivía mi padre, un tal Pedro Páramo.
Mi madre me lo dijo. Y yo le prometí que vendría a verlo en cuanto ella muriera.
Le apreté sus manos en señal de que lo haría; pues ella, estaba por morirse y yo en plan de prometerlo todo.
Juan Rulfo, Pedro Páramo.
Un ejemplo de texto en verso:
La princesa está triste… ¿Qué tendrá la princesa?
Los suspiros se escapan de su boca de fresa,
Que ha perdido la risa, que ha perdido el color,
La princesa está pálida en su silla de oro,
Está mudo el teclado de su clave sonoro,
Y en un vaso, olvidada, se desmaya una flor.
Rubén Darío, Sonatina.
1.3.- La transversalidad y la métrica
La transversalidad e interdisciplinariedad en los procesos de enseñanza-aprendizaje en México, después del 2002 y a comienzos del 2003 nos llevaron a una reforma educativa que concluyo en 2011, el sistema educativo mexicano comenzó a poner un gran interés en este concepto, dado que, los investigadores en educación se dieron cuenta, que las materias transversales contribuyen decisivamente a formar personas autónomas, capaces de mejorar, basándose en principios asumidos autónoma y racionalmente.
La forma de entender la actividad pedagógica admite dos grandes enfoques, con aspiraciones y planteamientos muy diferentes, que se pueden encuadrar esquemáticamente bajo los términos de enseñar y educar.
El ámbito que abarca el segundo, es mucho más amplio y complejo que el primero. Mientras que la enseñanza suele implicar simplemente mostrar o exponer conocimientos, principalmente de tipo conceptual o procedimental, y de carácter casi siempre científico técnico
La métrica, como estudio de la versificación, es parte de la ciencia literaria que se ocupa de la especial conformación rítmica de un contexto lingüístico estructurado en forma de poema. La poesía, especialmente la poesía clásica, se apoya en cuatro ritmos: intensidad, tono, timbre, es decir, rima y cantidad, con esto se refiere al número de sílabas.
El estudio métrico comprende tres partes fundamentales: el poema, la estrofa y el verso.
a). El poema.- Llamamos poema al conjunto de los versos que constituyen una obra de arte que el poeta ha concebido como un todo unitario. Generalmente, es la forma de expresión de la poesía, pero también encontramos históricamente poemas narrativos. El poema, así consta de un número de variable de versos, desde dos hasta varios millares, por ejemplo como tienen algunos poemas narrativos.
Un poema puede estar constituido por una estrofa o por más de una estrofa.
b). La estrofa.- Es, por consiguiente, el orden inferior al poema y superior al verso, y constituye el período rítmico. Una estrofa sola puede constituir poema por voluntad del poeta, bien sea una original y nueva, bien responda a uno de los distintos tipos que se han fijado a lo largo de la historia de la versificación, y que el poeta tradicionalmente acepta. En la forma de la estrofa incluyen los gustos de la época, las influencias procedentes de otros países, su función social, culta o popular, el género literario que constituye el poema, etcétera.
La estrofa es un conjunto de dos o más versos cuyas rimas, asonantes o consonantes, se distribuyen de un modo fijo.
c). El verso.- es la unidad más pequeña, la menor división estructurada que encontramos en el poema. Sólo tiene razón de existir cuando se encuentra en función de otro u otros versos, formando parte primero de la estrofa y luego del poema.
d). La rima.- es la total o parcial identidad acústica, entre dos o más versos, de los sonidos situados a partir de la última vocal acentuada.
Existen dos categorías de rima: Rima consonante es la reiteración en dos o más versos de vocales y consonantes que se encuentran a partir de la última vocal acentuada.
Por ejemplo
¡Qué bien a la madrug[ADA
Correr en las vagon[ETAS
Llenas de nieve sal[ADA
Hacia las blancas cas[ETAS!
Rima asonante.- es la reiteración en dos o más versos de las vocales que se encuentran a partir de la última vocal acentuada.
Por ejemplo
El río Guadalquiv[IR
Va entre naranjos y ol[IVOS.
Los dos ríos de Gran[ADA
Bajan de la nieve al tr[IGO.
Sin rima.- aunque entre los artificios de la poesía esté la rima, hay, no obstante, y especialmente, en la poesía, hay versos que carecen de ella. Así podemos hablar de versos sueltos, blancos y libres.

1.4.- La literatura y los métodos didácticos de su enseñanza

Para algunos autores, la didáctica es el arte y ciencia de la enseñanza, mientras que para otros, simplemente es sinónimo de metodologías de la instrucción. Sin embargo, en algunas instituciones educativas se enmarca a la didáctica como disciplina científica, y en otras tan solo como una materia curricular.
Como podemos apreciar, la didáctica ha transitado y aún transita por diversas coordenadas interpretativas que en ciertas aristas le han dado un cierto significado en la formación docente y en otras, le han desdibujado el campo de reflexión-acción, cuando no le ha hecho perder toda la credibilidad académica.
En este tenor, es como considero importante clarificar y poner en claro la importancia y el lugar específico, que ocupa la didáctica en la formación de docentes para mejorar y elevar la calidad de la enseñanza en el sistema educativo mexicano.
La falta de recursos didácticos en procesos de enseñanza-aprendizaje y la nulidad de aplicación de estrategias didácticas innovadoras en el área de la asignatura de español en la escuela secundaria en México, son algunos de los factores cruciales, que determinan el bajo rendimiento escolar, puesto que, las destrezas con criterio de desempeño no son optimizadas y desarrolladas en su totalidad por parte del docente y los alumnos.
Por consiguiente, cabe enfatizar que la historia del niño y del joven en la escuela, como destinatarios de la palabra escrita tiene su referente desde el siglo VI de nuestra era. Mucho tiempo llevamos, contándonos cuentos los unos a los otros. Sin embargo, aún no nos hemos puesto de acuerdo sobre qué es la Literatura y cómo enseñarla.
Aun siendo muchos los autores en diferentes partes del mundo, los que gracias a sus investigaciones emprendidas en la investigación educativa, han logrado coincidir en la importancia, que tiene la “lectura” en el desarrollo global de todas las habilidades y destrezas, que hoy en día, después del 2011 la reforma educativa en México, nos refiere al desarrollo de las competencias para el siglo XXI.
Muchos de nosotros sabemos, gracias a nuestra profesión y a la experiencia adquirida a través del ejercicio de la práctica docente en el aula, que la “habilidad lectora” y los “lectores autónomos”, no es un gen que se hereda de padres a hijos, sino que es un hábito, que se adquiere con la práctica y se fortalece con gran medida, con el uso de estrategias y metodologías didácticas, que permiten un aprendizaje significativo y eficaz.
El alumno que observa a sus padres, a sus hermanos o hermanas leer algún periódico, revista o libro, tiene la oportunidad de imitarlo por decisión propia o por curiosidad, y esta actitud construye en él, un momento significativo en su vida, sin lugar a dudas, le permitirá que se interese por los libros, que le permitan una acercamiento a la literatura y a sus obras, como pueden ser los cuentos, las novelas, y por qué no lo ponga en contacto con la poesía.
El niño de corta edad, juega a leer cuando aún no ha aprendido a hacerlo, inventa el texto y hace “como si” realmente estuviera leyendo. Cuando comienza a incorporar las primeras letras y hacer uso de ellas, mediante la combinación, nos atormenta leyéndonos todo cuanto puede deletrear.
Pero si esa actividad no le provoca interés o la realiza sólo por obligación, entonces con el tiempo la apartara de sus actividades favoritas. Por lo tanto, a los adultos y principalmente a los padres de familia, y los docentes nos cabe una enorme responsabilidad de no privar en ningún momento, a nuestros niños y jóvenes de apartarse del maravilloso placer que produce la literatura.
Seguramente, coincidimos en el convencimiento que una de las mejores herencias, que puede dejar una institución educativa, sea esta pública o particular, el hábito y el gusto por la Lectura. Indubitablemente, el placer por la Literatura comienza a gestarse en el hogar, pero corresponde a la escuela despertar ese amor y gusto, cuando está ausente, el docente debe intensificarlo y fortalecerlo una vez que ya ha echado raíces.
Desde la Edad Media (año 1400 de esta era), ya podíamos elegir qué leerles o qué ofrecerles para leer a nuestros niños, puesto que, son muchas las posibilidades de lecturas, que les podemos ofrecer gracias a los autores que han hechos grandes aportaciones a la literatura en el caso de cuentos, novelas, poesías, fábulas, leyendas, entre otras.
Por lo tanto, la finalidad de la educación básica es promover la socialización de los niños y niñas, y adolescentes, favorecer su incorporación a la cultura y contribuir a la progresiva autonomía en su medio ambiente en el que se desenvuelve.
Basándonos en estas directrices, considero que los docentes tenemos que tomar en cuenta, que la literatura tiene una función muy valiosa e importante, no únicamente en la escuela, sino en la familia y en la sociedad, y esta es, ofrecer al lector entretenimiento y deleite por sí mismo, y con esto, haga uso de la imaginación y desarrolle sus habilidades y competencias lectoras.
Por lo tanto, la función lectora consiste en la adquisición de tres procesos o funciones inteligentes, que son: identificación, recognición e imaginación.
La identificación se refiere a la individualización del signo del resto de estímulos visuales; la recognición es la proyección de la experiencia significativa y la imaginación es la combinación que permite concatenar o vincular factores de la realidad con  productos de la fantasía, y obtiene resultantes simbólicamente significativas.
Funciones que el libro o el material literario posibilita y desarrolla en el lector. Si un alumno que ha aprendido a disfrutar de la lectura, y logra apreciar el valor de la palabra escrita entonces tendrá la posibilidad de desplegar sus alas y volar junto a la imaginación del autor, con esto podrá desarrollar su propia imaginación.
Por favor reconozcamos, que cada obra literaria tiene la posibilidad de ofrecer un universo de nuevas imágenes, además permite en el lector, que enriquezca su vocabulario, y contribuye a formarlo social y culturalmente para que pueda interactuar de manera exitosa en la sociedad, y le permite reafirmar sus valores, a confrontar su propio sentir con el de los personajes, y le permite desarrollar su sensibilidad al enfrentarlos con las emociones de los protagonistas de los cuentos o con el dolor y la tristeza de las poesías.
Atendiendo a estos aspectos mencionados en los párrafos anteriores, consideramos de suma importancia, compartir cuatro criterios que serán de gran relevancia en el proceso de enseñanza-aprendizaje para el docente y el alumno en la asignatura de español y en la literatura.
 1.- Localizar y recuperar información explícita y realizar inferencias directas en la lectura de textos.
Con este criterio se pretende valorar si el alumno es capaz de detectar y entender la información o ideas relevantes explícitas en los textos, es decir, cartas en el ámbito escolar, normas de clase, reglas de juego, noticias, cartas al director, textos escolares, así como transcender el significado superficial para extraer inferencias directas basadas en el texto como pueden ser: acontecimientos predecibles, deducir el propósito de los textos o identificar algunas generalizaciones efectuadas en el texto por parte del lector.
Por su parte en el caso de los textos literarios, se debe evaluar la identificación de las ideas principales de algunos poemas, cuentos, leyendas, relatos, cuando están indicadas expresamente, la capacidad para reconocer un conflicto en un cuento, la habilidad para comprender las relaciones entre los personajes de las historias –cuando no aparecen de manera explícita- o la anticipación de algunos acontecimientos.
También se deben evaluar las destrezas para utilizar determinados aspectos no estrictamente textuales que ayuden a la identificación de las ideas principales: tipografía en titulares, o entradillas, en portadas, subrayados, negritas en epígrafes y otros lugares destacados de los textos, etc.
2.- En el ámbito literario, se evaluará la capacidad para recrear, imitar poemas o relatos utilizando determinados recursos como la rima o el ritmo, de manera intuitiva, en lo poemas. Este criterio ha de verificar que la producción de textos escritos se realiza de acuerdo con los pasos propios de este procesos, es decir, con: la planificación, la escritura del texto y la revisión, y que valoren la utilidad de seguirlos para logra un texto más completo y adecuado a la intención comunicativa.
En todos los escritos, se evaluará el uso de las normas ortográficas básicas, así como la presentación clara, limpia y ordenada. En estos procesos, conviene evaluar la habilidad en el uso de los medios informáticos (incorporar las tecnologías digitales) para la elaboración y la presentación de textos.
3.- Conocer textos literarios de la tradición oral y de la literatura, adecuados al ciclo escolar y de acuerdo con los aprendizajes previos, en todo momento debe de tomarse en cuanta, las características básicas de la narración y la poesía, con la finalidad de apoyar la lectura y la escritura de dichos textos.
Este criterio evalúa, la capacidad de disfrutar de forma cada vez más autónoma con textos literarios, adecuados a la edad e intereses del alumno, de comprender el sentido de éstos, gracias a la interpretación de algunas convenciones específicas, como los temas recurrentes, los elementos del relato literario, la rima y la prosa, y así también, que los alumnos sean capaces de utilizar la métrica.
Hay que evaluar igualmente, la actitud positiva hacia la lectura como actividad propia de la vida cotidiana. Si se valora la capacidad de explorar recursos expresivos y creativos simples, siguiendo modelos, en tareas de dramatización y recreación, etcétera.
4.- Usar la biblioteca del aula o de la escuela, para conocer los mecanismos de su organización y de su funcionamiento y las posibilidades que ofrece.
Como pudimos apreciar, en los otros tres criterios anteriores, y finalmente este cuarto, todos se vinculan de manera importante con el interés, que el alumno desarrolle y fortalezca hasta donde sea posible, la competencia lectora y literaria.
La educación literaria, se concibe como una aproximación de la literatura desde sus expresiones más sencillas. La lectura, la exploración de la escritura, el recitado, la práctica de juegos retóricos o la escucha de textos propios de literatura oral, deben contribuir al desarrollo de la competencia literaria.
La literatura posee características propias y convenciones específicas que se deben conocer para que el lector pueda crear el contexto adecuado. En esta etapa del currículo se centra en favorecer experiencias placenteras con la lectura y la recreación de textos literarios.
Se acerca a los alumnos a la representación e interpretación simbólica, tanto que de la experiencia interior como de la colectiva, para crear un hábito lector, y se integre a la competencia comunicativa, y además como un acercamiento a la expresión artística y al valor patrimonial de las obras literarias.
En resumen, podemos mencionar que las estratégicas didácticas con mayor éxito, serán aquellas que el docente maneje con precisión, y con su experiencia será capaz de adaptar y crear las condiciones favorables, para construir ambientes de aprendizaje adecuados, los cuales favorezcan de manera importante tanto en la motivación así como lograr que las obras literarias y la literatura, sean conocimientos de interés para el alumno, y este logre hacerse de ellos (apropiarse), al convertirlos en aprendizajes significativos.
Recordemos que el éxito en el aprendizaje significativo, tiene que ver con la motivación e interés de los discentes, dando origen a una pedagogía muchas veces de carácter tradicionalista, de la cual la gran mayoría de los docentes no ha podido superar.
La educación es una de las esferas de la vida social y cultural, que mayor nivel de exigencias requiere, por tanto, para poder responder con calidad a las demandas de este acelerado desarrollo cultural debemos de contar con las mejores pedagogías y metodologías que nos ayuden a lograr este gran desafió del tercer milenio.
Educar, es además, dar a los niños y jóvenes, las herramientas para construir su vida sobre pilares sólidos como la tolerancia, la democracia, la solidaridad y los derechos humanos, para que sean capaces de enfrentarse a todas las dificultades y aprendan a resolverlas en forma creativa y positiva.
Los docentes debemos de reconocer, que educar no es solo capacitar; es también socializar e individualizar. Por una parte, es contribuir a formar nuevos miembros de la sociedad y, por otra, al contrario y en paralelo, ofrecer oportunidades para que las personas, se desarrollen como sujetos independientes y críticos, y no solo como partes de un colectivo. Sin olvidarnos de las tres funciones –capacitar, socializar e individualizar– suelen confluir en distintas proporciones en las actividades didácticas.
Por ello, bien es cierto que, las pedagogías emergentes se basan en teorías pedagógicas ya clásicas, como las teorías constructivistas sociales y construccionistas del aprendizaje, el aprendizaje basado en proyectos, el aprendizaje trialógico, etcétera., y también, en ideas más "modernas", como el conectivismo o el aprendizaje rizomático.
Por lo tanto, los docentes debemos de nutrirnos de investigaciones y desarrollo de problemas del quehacer educativo (práctica docente) y pedagógico, concebidos por la comunidad educativa y académica de la institución con un propósito central: dotar al proceso de formación humana de referentes teóricos y metodológicos pertinentes a los cambios del mundo en el que nos ha tocado vivir hoy.
En México el plan de estudios de educación básica 2011, permite la articulación de la educación básica porque tiene entre otras cosas, elementos estructurales que permiten dar continuidad y coherencia a los diversos aspectos del desarrollo que se busca favorecer en los educandos, éstas entidades van de lo general a lo particular, cuidando en todo momento que haya referentes cercanos al docente sin que se pierdan de vista las finalidades que se tienen que lograr a mediano y largo plazo.
Por otra parte también podemos decir, que nos facilita cinco competencias de las cuales de acuerdo con el tema que estamos tratando, consideramos importante que el alumno en el salón de clases desarrolle las competencias para el aprendizaje permanente, puesto que, para su desarrollo se requiere de la habilidad lectora, integrarse a la cultura escrita, comunicarse en más de una lengua… etcétera.
Asimismo, consideramos de suma importancia las competencias para el manejo de la información, puesto que, el alumno debe ser capaz de identificar los tipos géneros literarios y los subgéneros, así también como evaluar a través de ejercicios los versos, seleccionar, organizar y sistematizar información; tener la capacidad para apropiarse de la información de manera crítica, utilizar y compartir información con sentido ético.
Ramón Ruiz Limón
Autor de libros como: El viaje al poder de la conciencia, Historia y evolución del pensamiento científico, el Método científico y sus etapas, la Psicología y sus aplicaciones, el poder de los dichos de la boca y el pensamiento, entre otros.

2.- Fuentes de consulta
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2.- Prosa y verso. [Consultada en línea], Disponible en: https://www.diferenciador.com/diferencia-entre-prosa-y-verso/
3.- El verso y la métrica. 10 págs., Disponible en: http://wordpress.colegio-abaco.com/elblogde5/files/2013/12/u7_la_lirica.pdf
4.- Lomas, Carlos. Enseñar Lengua y Literatura en secundaria, 14 págs., Disponible en: http://servicios.educarm.es/templates/portal/ficheros/websDinamicas/154/I.1.lomas.pdf
5.- José Checa Beltrán. Acción humana prosa frente a verso. 15 págs., disponible en: https://uvadoc.uva.es/bitstream/10324/13879/1/Castilla-1990-15-AccionHumanaProsaFrenteAVersoYRetractatio.pdf
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7.- Edgar Díaz Óval. Métrica, rima y estrofa. 5 págs., Disponible en: http://www.cvatocha.com/documentos/metrica.pdf
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13.- Manual de didáctica de la lengua y la literatura. 22 págs., Disponible en: https://www.sintesis.com/data/indices/9788497566155.pdf
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15.- Los géneros literarios como estrategias pedagógicas para desarrollar la comprensión lectora en estudiantes de segundo grado. 90 págs., disponible en: http://repositorio.unicartagena.edu.co:8080/jspui/bitstream/11227/7054/1/PROYECTO%20MARIA%20CONSUELO.pdf
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23.- La narración literaria, una experiencia didáctica en la enseñanza de historia. 7 págs., Disponible en: https://dialnet.unirioja.es/descarga/articulo/6245327.pdf
24.- Felipe Zayas. La educación literaria. 18 pags., Disponible en: https://www.octaedro.com/appl/botiga/client/img/10120.pdf
25.- Implementación de una estrategia lúdico-literaria como aporte a la transformación integral de los niños de primero y quinto de EBP del colegio sagrado corazón. 62 págs., Disponible en: https://repository.usta.edu.co/bitstream/handle/11634/10040/Cortes2017.pdf?sequence=1&isAllowed=y